Amada mía:
El motivo de escribirte esta carta didáctica es para informarte mis sentimientos bio-psico-sociales y afectivos hacía ti.
Paso todo el día pensando en ti: ¿qué será lo que percibe tu vista periférica? ¿qué impulsos eléctricos dominan tu cerebro? ¿qué soñarás?

Quisiera ser la sangre sin oxígeno que corre por tus venas, la glucosa que alimenta tus órganos, quisiera ser la sangre oxigenada que corre por tus arterias.
En mi macrociclo de la vida estabas tú, en el lugar más privilegiado, por encima de todos los principios biológicos y metodológicos de la enseñanza de la vida.
Hasta esta sesión, estabas presente, ahora tu sedentarismo es mi compañía, sin ti, los objetivos de mis microciclos no tienen sentido y mi metodología es inútil.
La periodización de mi vida no tiene intervalos de recuperación, no duermo por las noches, pensando en aquellos recuerdos, cuando nos lactizábamos juntos y nos entregábamos en aquellos ejercicios anaeróbicos de corta duración,
en todos los estiramientos que compartimos…
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